MEDITACIÓN 12

EL PODER DEL SILENCIO

Cuando cesa el viento, se detiene el movimiento del agua en un estanque; y solo cuando el agua se aquieta por completo, podemos ver la naturaleza real y permanente de lo que se oculta bajo la superficie.

De la misma manera que las ondulaciones constantes del agua no nos permiten ver lo que hay debajo, así también el movimiento continuo de nuestra mente en forma de pensamientos, emociones, sentimientos, sensaciones, percepciones, palabras, imágenes, sonidos, recuerdos…, no nos permiten conocer nuestra real naturaleza eclipsada por la incesante verborrea mental.

Por ello, para descubrir al Ser, que es lo que somos, es imprescindible el aprender a silenciar la mente a voluntad. Pues solo a través del silencio puede alcanzarse el conocimiento de la Verdad Última.

Maunî, en la espiritualidad de la India, es un término muy habitual que se utiliza para designar a los ascetas que hacen voto de silencio. El silencio, no solo verbal sino sobre todo mental, es, y ha sido siempre y en todas las culturas, práctica habitual de quienes siguen el camino espiritual, como bien refleja el siguiente cuento:

Eran dos jovencísimos novicios budistas recién llegados al monasterio que, tras realizar sus tareas, estaban descansando tumbados sobre el verde prado de primavera mientras, ensimismados y con la inocencia de su edad, miraban el cielo surcado por blancas nubes que constantemente iban dibujando y desdibujando infinidad de figuras diversas.

Tras pasar un rato de contemplación, de pronto, uno de ellos dijo al otro:

-¿Te das cuenta como las nubes empujan al viento haciendo que éste se mueva?

-¡Pero qué dices! -exclamó el compañero- es el viento lo que mueve a las nubes.

-Te equivocas -replico el amigo- observa bien y verás que son las nubes las que mueven al viento.

-Para nada -contradijo el otro-. Eso puede parecer, pero en realidad no es como tú dices. El maestro que, mientras regaba las flores del jardín, estaba escuchando el desacuerdo entre ambos jóvenes irrumpió en la conversación diciendo:

-No son las nubes ni el viento lo que se mueve, sino vuestras propias mentes.

En este cuento, el maestro enseña a los novicios que mientras la mente está en movimiento todo lo que está aprehendiendo es relativo. Por lo que solo a través del silencio mental podemos descubrir nuestra verdadera naturaleza que es el Ser, el Testigo, el Observador, el… El Ser que subyace bajo lo percibido por los sentidos y que  interpretado por la mente como si fuese real.

Anímate a escribir tu reflexión sobre el mensaje de este cuento en el recuadro que para tal fin hay más abajo, donde pone: Mensaje

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Comentarios 6

  • ¡Qué buen consejo! El silencio en la mente. Es tan importante y necesario, pero me cuesta….. Es lo que más tengo que practicar, y así poder conseguirlo.
    Gracias. Un abrazo.

  • ¡Qué bello relato!
    Ese silencio mental, el «no ruido» de nuestra mente tan necesario siempre para focalizarnos en lo importante . Difícil tarea, a la que nos debemos para aprender.
    Un abrazo y gracias Violeta y José

  • Y nos enzarzamos en discusiones, siempre tenemos razón, como somos el ser humano, muchas gracias ??‍♀️

  • Cierto la verborrea mental que habitualmente tenemos no nos deja relajarnos y poder disfrutar del silencio ,yo lo intentó pero parece que no lo suficiente porque siempre aparece algo que me turba. Seguiré intentandolo

  • Poco que añadir a tan sabía reflexión. Un saludo Violeta y Jose. Compartir con vosotros este libro

    Swami Satyananda Saraswati
    Mauna. La enseñanza del Silencio: 1 (Diálogos con Swami Satyananda Saraswati). Es corto y bello. ?

  • Muchas gracias, un cuento muy revelador para darnos cuenta de que la realidad que vivimos depende de nuestra mente, que generalmente está demasiado agitada… Gracias de nuevo!

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