MEDITACIÓN 14

En yoga, comparamos a la mente con un mono inquieto que constantemente salta de rama en rama sin pararse un instante. Así la mente, atraída por el señuelo del mundo de los objetos, vaga sin cesar de objeto en objeto entre el pasado y el futuro sin apenas detenerse en el presente, que es lo único que en realidad podemos vivir. Pues tanto el ayer como el mañana son inexistentes; ya que el pasado tan solo está en nuestra memoria, y el futuro en nuestra imaginación.

Hay un cuento del escritor argentino Jorge Bucay, titulado “El Buscador”, que muestra bellamente esta realidad.

Esta es la historia de un buscador llamado Kamir. Alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, Kamir dejó todo y partió sin rumbo fijo. Tras varias jornadas de marcha por caminos polvorientos divisó un pueblo en lo alto de una colina y se dirigió hacia allí.

Poco antes de llegar se topó con un hermoso parque tapizado de verde hierba plagada de flores, sobre las que revoloteaban infinidad de mariposas multicolores, y árboles frondosos llenos de alegres pájaros  cuyos dulces cantos evocaban el paraíso en primavera.

Kamir pensó descansar un rato en tan lindo lugar antes de entrar en el pueblo, pero según iba caminado lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como por azar entre los árboles. De pronto, descubrió que sobre cada una de las piedras había una inscripción con un nombre y los años, meses y días que esa persona vivió. Era una necrópolis. Según caminaba e iba leyendo, comprobó que la persona que más tiempo había vivido apenas sobrepasaba los 3 años. Kamir sintió una gran pena y sobrecogido por tanto dolor se sentó junto a una de las piedras y rompió a llorar.

El anciano cuidador del camposanto, al oír los  sollozos se acercó, lo observó en silencio y, tras un rato, le preguntó:

–Perdone, ¿es quizás un familiar suyo por el que está llorando?

– No. No señor. No conozco a nadie de este santo lugar. Pero siento una enorme pena por la cortísima edad de quienes aquí descansan – dijo Kamir – Pero… ¿qué pasa aquí? ¿Qué terrible maldición azota esta aldea?

El anciano, mirándole con compasión y esbozando una dulce sonrisa le dijo:

–Puede usted tranquilizarse pues no hay tal maldición. Lo que ocurre es que aquí tenemos una vieja costumbre que ahora le cuento: En este pueblo, al cumplir los 14 años se recibe una libreta, como ésta que llevo en el bolsillo,  en la cual anotamos cada vez que sentimos felicidad, así como la causa que nos la produjo y su duración. De esta manera vamos registramos cada momento de sentimiento pleno e intenso a lo largo de toda nuestra vida. La suma de todos esos momentos es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.

Generalmente pasamos la vida buscando la felicidad en lo que no tenemos y anhelamos,  sin darnos cuenta de que está en lo simple y cotidiano; y sin ser conscientes de su valor hasta que lo perdemos.  Esto es algo que nos ha enseñado la situación que hemos tenido durante la pandemia: cuando no podíamos abrazar a los seres queridos, estar con los amigos o salir a pasear por la calle.

Esto ocurre porque generalmente vivimos entre el pasado y el futuro –como una pelota de ping-pong que oscila sin cesar de un lado a otro–  sin detenernos en el presente que es lo único que podemos vivir y en consecuencia disfrutar.  Tanto el pasado como el futuro deberían ser momentos puntuales en los que fijarnos, pero no estancias en las que permanecer. Este cuento nos insta a ser plenamente conscientes de la trascendencia de disfrutar cada instante de nuestra vida sin desperdiciar ni un segundo en cuestiones pueriles. Pues cuando una persona llega al final de su camino no valora las cosas que ha hecho o tenido a lo largo de su vida, sino cuantas de esas cosas, hechas o tenidas, han sido plenamente disfrutadas. Es así como no contaremos los años vividos, sino los años disfrutados en verdadera felicidad.

Este cuento nos dice:

  • La vida pasa en un suspiro.
  • Agradezcamos cada momento de nuestra vida.
  • Valoremos y disfrutemos de lo que tenemos y no nos lamentemos por lo que carecemos.
  • Disfrutemos de los pequeños momentos de nuestra vida, que suponen el 99% de nuestro tiempo, y no solo de los grandes acontecimientos, los cuales son muy pocos.
  • Nuestra vida, será aquella que disfrutemos plenamente. Y eso, en gran medida, está en nuestras manos.
  • Tengamos siempre presente que la felicidad no está en las cosas, ni en los acontecimientos, ni en los seres sino en nuestra actitud mental frente a todo ello.

Si fueses un habitante del pueblo que aparece en el cuento ¿Cuánto tiempo estimas que llevas vivido?

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Comentarios 4

  • Qué buen ejemplo, para reflexionar sobre el tiempo tan corto que es la vida, y qué poco apreciamos y saboreamos los buenos y bellos momentos, que se nos ofrece a lo largo de nuestra corta vida. Esta reflexión si la tenemos presente cada día, muchos más felices seremos. Gracias pareja! Un abrazo.

  • Pues no sabría estimar cuánto tiempo he vivido realmente. Sin embargo, tengo muy presente cada uno de los mensajes del cuento y cada vez los acontecimientos y las emociones que suscitan son menos intensos y menos perdurables.
    Gracias queridos amigos.

  • Es realmente difícil vivir el presente. A mi por lo menos me resulta casi Imposible. Cada vez que lo pienso me digo a mi misma: piensa en el hoy. Pero nada, mi mente vuelve una y otra vez al pasado o al futuro incierto. Puede que este cuento me ayude, de momento estoy reflexionando. Espero que no se quede solo en esto.

  • Hola amores!
    La felicidad es una actitud!
    La verdad es que si me pongo a meditar en los momentos de felicidad en mi vida, es tirar del hilo y vienen muchos más de lo que considero. Algunos acompañando a la tristeza o la dureza de la vida,
    tal vez porque había entrega en lo que acontecía, presencia , amor incondicional, bien podía ser:
    ver una puesta de sol, sentir la soledad, saborear un zumo como la compañía de amig@s o dar a luz o acompañar al enfermo terminal, paladear el aire después de la tormenta… Todo eso es Vida y sentirlo crea en mí agradecimiento y me colma de felicidad.
    Conseguir sentirme Feliz por el hecho de estar viva, por respirar el presente, es mi camino y mi meta.
    Cómo bien dice el cuento: «…la felicidad no está en las cosas, ni en los acontecimientos, ni en los seres sino en nuestra actitud mental frente a todo ello».
    Abrazos!
    OM SHANTI

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