La naturaleza no solo nos proporciona todo lo necesario para vivir, sino que también es fuente de inspiración para que, quienes la contemplan con el corazón puedan hallar en ella el conocimiento que requiere nuestro peregrinaje por la senda de la vida.
Cuando con el corazón, y sin la intervención del pensamiento, dirigimos la atención hacia una roca, un árbol, un río. . , entonces, en ese instante, sentimos que la esencia de lo percibido es la misma esencia de lo que está hecho nuestro interior. Sentimos que lo percibido no es distinto del perceptor, sino que es lo mismo. Al igual que el aire que hay dentro de un vaso no es diferente del que está fuera.
Cuando estoy en India, uno de mis más grandes placeres es sentarme a la orilla del río Ganges, en soledad, en un lugar apartado, para contemplar el fluir constante del agua. Agua que no pasa dos veces por el mismo sitio porque no puede volver hacia atrás. Como le ocurre al movimiento de la vida que igualmente tampoco puede retroceder al pasado.

Ciertamente «la vida es como un río». Una metáfora utilizada con frecuencia en la filosofía india para decirnos que:
Al igual que el agua del río, que desde su nacimiento hasta su desembocadura pasa por infinidad de vicisitudes, así también nosotros experimentamos situaciones de todo tipo: unas favorables y otras adversas. Experiencias todas ellas que dan sentido a la vida y que, como hace el río, debemos afrontar con sabiduría, fuerza y alegría.
El río, en su recorrido, unas veces tiene que enfrentarse a rocas, gargantas y grandes cascadas que tiene que sortear y otras, por el contrario, se desparrama por extensas planicies que le permiten fluir con tranquila placidez.
El agua, aunque es de naturaleza blanda, con paciencia, tesón y tiempo, convierte en fina arena a las rocas más duras; y, las depresiones más profundas y extensas en bellos y fértiles remansos de paz en cuyas orillas brota la vida.
El agua, en su discurrir por el cauce, no viaja sola. A lo largo del recorrido se le va uniendo la que procede de otros ríos, barrancos y manantiales. Una unión que enriquece y agranda al río.
Así es como el río va poco a poco adquiriendo experiencia y sabiduría para cuando le llegue el momento de fusionarse con el océano y desaparecer como individualidad separada.
Pero, cuenta la leyenda que el Ganges, cuando está a las puertas del océano se acobarda, se estremece, siente pánico. Entonces mira hacia atrás, a todo lo que deja a lo largo de su vida: su nacimiento en Gangotri, las altas cumbres del Himalaya, las tranquilas aldeas de las montañas, las fértiles vegas de los extensos valles, las densas selvas llenas de vida, los peregrinos de la entrañable ciudad santa de Varanasi… Vivencias todas ellas que tan solo están en su recuerdo y a las cuales trata de aferrarse mientras tiembla de miedo.
Pero la realidad es que frente así tan solo está el inmenso océano al que irremediablemente se dirige, haciéndole desaparecer para siempre. Pero el río no puede volver atrás. Debe asumir su naturaleza y penetrar en el océano. Y, al hacerlo, es cuando el miedo se disipa como la oscuridad con el aba. Es entonces cuando el río se da cuenta de que no desaparece sino que simplemente se convierte en océano, como la crisálida en mariposa.
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Una reflexión muy interesante para meditar. Gracias.
Que preciosa definición de lo que es la vida, me lo seguiré releyendo para poder profundizar mas, pero desde luego maravilloso, muchísimas gracias por vuestro esfuerzo y trabajo ?♀️??
Cierto es que el río en su camino encuentra dificultades, como los humanos nos topamos con las nuestras. Pero nosotros, a veces, a diferencia del río, por ignorancia o inconsciencia, no las afrontamos adecuadamente y sufrimos y hacemos sufrir. Ser conscientes, estar alertas, de nuestros pensamientos, palabras y actos, es lo que nos permite sortear las adversidades cuando llegan, al igual que lo hace el agua del río en su fluir hacia el mar.
Gracias. Precioso e inspirador; y un claro recordatorio de que el instante presente es nuestro gran tesoro.
Es simplemente como el río y nuestra vida .. maravillosa .
Con todos los obstáculos y el transcurrir del día a día …
Preciosa alegoría ??
Paz en la mente y espíritu para todos ??
Simplemente precioso. Qué forma más sublime y a la vez sencilla de comparar el transcurso de un río con la vida. ¡Felicidades a su creador!
Solo me sale escribir un hondo agradecimiento por esta explicación tan bella de la metáfora del río y la vida. Las palabras elegidas, queridos amigos, son profundamente conmovedoras e iluminadoras. Muchas gracias y feliz verano
Preciosa alegoría. Un abrazo Jose y Violeta. Debe ser muy bonito sentarse en el río sagrado. Seguro que es muy inspirador. Me gusta mucho la comparación de nuestra vida con el curso de un río. Venimos de la Consciencia , somos Consciencia y volvemos a la Consciencia. Como el río viene de la lluvia, se convierte en rio, va al mar que se evapora y vuelve a ser lluvia. Somos esencia. Conocer nuestra esencia nos hace felices. Gracias por vuestra bonita reflexión.
Bonita e interesante metáfora sobre la vida y repensar el tiempo.
Qué importante es recordar que la vida es eso, precisamente el conjunto de todo lo que vivimos. Lo que nos hace estremecer, disfrutar, a veces también llorar… Aprender de cada cosa sin resistencias y acogiendo cada nueva etapa.
Gracias por la reflexión, como siempre de mucha ayuda.
Así es la realidad de la vida, nacemos, crecemos, envejecemos y morimos , y sí, es verdad, cuando vamos hacia el final sentimos miedo y pena, es cuando más miras al pasado y de forma especial a tu niñez y a tus padres, es entonces cuando la vida con su gran sabiduría te da los nietos, donde ves tu reflejo y esa hermosura que es la niñez.
De igual manera, a mí me sirve cuando todas las mañanas salgo de casa y recuerdo mi oración favorita: “venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad”, siento entonces una despreocupación, pues sé que estoy protegido, que estamos protegidos, entonces miro a los árboles que me rodean y doy gracias a Dios.
Rogelio
Que buen ejemplo, para reflexionar y estar siempre, en el aquí y ahora.
Dejar atrás lo vivido, malo o bueno, y afrontar con paciencia y constancia, lo que tenemos en el presente. Un placer teneros siempre. Muchas gracias. Un abrazo para los dos.