MEDITACIÓN 11

Al escuchar el otro día esa vieja canción infantil titulada “Dónde están las llaves” me vino a la memoria un bonito cuento de igual título. Cuento que paso a narrar tras una breve introducción.

La vida conlleva un constante elegir entre opciones posibles. Elegir implica tomar un camino, con todo lo que conlleva, y dejar todos los demás. Unas veces de manera consciente y otras inconsciente, la elección se toma siempre en función del grado de felicidad que creemos o sentimos que nos aportará lo elegido. Ya sea cuando una persona conscientemente decide dedicar su vida a una actividad concreta, desechando todas las demás. O cuando guiados por los sentimientos elegimos compartir nuestra vida con una persona determinada, rechazando al resto. O cuando alguien opta por la vía monástica rehusando la vida material, o incluso cuando se elige hacer daño a alguien. Siempre estamos impulsados por la necesidad innata de ser felices.

De tal forma que el ser humano, desde que nacemos y durante toda nuestra vida, no hacemos sino buscar la llave de la Felicidad. Desde el más joven hasta el más anciano y desde el más rico hasta el más pobre, todas las elecciones que tomamos a lo largo de la vida tienen como objetivo último el hallar la llave que abre la puerta de la Felicidad. Llave que, dado que tan poca gente encuentra, ¿estará, como dice la canción infantil, en el fondo del mar?

La respuesta a esta pregunta podemos encontrarla a través de está bonita historia que narro a continuación.

Antes del inicio del cosmos, tras el Big Bang, Brahaman,  que según el hinduismo era y es la única realidad existente, sintiéndose quizás aburrido, decidió jugar al baile ilusorio de la creación manifestándose como universo fenoménico en forma de espacio, tiempo, energía y, en consecuencia, de materia. Materia a partir de la cual Brahama  -que es el nombre que se le da a Brahaman en su faceta creadora- propició la aparición de la vida. Vida con capacidad de evolucionar desde lo más simple hasta lo más complejo como es la vida humana.

Brahma, al contemplar así la creación del ser humano y siguiendo con su juego cósmico, decidió dotarle de capacidad de elegir y en consecuencia de acertar y equivocarse. Dotarle de libertad para que con su especial inteligencia poder hallar la llave que abre la puerta de acceso a la Felicidad plena. Felicidad que se recupera al refusionarnos con nuestra real naturaleza que es Brahaman.

Pero Brahama, para dar más emoción a su juego y poner a prueba la capacidad humana, no quiso ponérnoslo fácil y pensó:

-Dónde puedo esconderles la llave de la Felicidad para que no la encuentren fácilmente y puedan así usar su inteligencia.

-La sumergiré en lo más profundo del océano –pensó-.

-No… no –se dijo enseguida-. Pues seguro que no tardarán en construir algo para surcar los fondos marinos y hallarla.

-Ya sé –pensó-. La guardaré en lo más hondo y oscuro de las cuevas del Himalaya.

-Tampoco -se dijo-. Pues en unos pocos miles de años, con su inteligencia, desarrollarán máquinas capaces de sondear lo más profundo de la tierra.

Brahama, tras meditar largo rato, exclamó de repente:

¡Ya está! La llave de la Felicidad la depositare en el interior de su cerebro, a la altura del entrecejo, donde los ojos no pueden ver ni mirar.

Evidentemente la Felicidad mencionada en este relato no es la proporcionada por los momentos pasajeros de placer o euforia. Pues ¿Cuánto dura el placer proveniente del exterior? ¿Cuánto el proporcionado por los sentidos? ¿Cuánto el tener? ¿Un rato? ¿Unos días? La alegría del primer momento va progresivamente disminuyendo hasta desaparecer como le ocurre a la nieve cuando sale el sol. Es entonces cuando perseguimos otro sueño y luego otro y así sucesivamente. Sin darnos cuenta de que tratar de saciar la sed bebiendo agua del mar tan solo proporciona más sed.

La Felicidad, con mayúscula, a la que se refiere este relato es un estado de paz y liberación interior en el cual desaparece el sentimiento de separatividad y tan solo queda la conciencia de Unidad, Totalidad o Infinitud. Un Estado cuya llave de acceso, como bien nos dice nuestro maestro interior si le preguntamos con sinceridad, está en nuestro corazón.

Será bueno para ti que medites sobre todo esto, y para los demás que plasmes tus ideas en el recuadro que para tal fin hay más abajo, donde pone: Mensaje

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Comentarios 10

  • Gracias! Como siempre, por vuestros mensajes, que me recuerdan y me ayudan a pensar, reflexionar, y hacer, que mi mente, este más tranquila y luchar por conseguir la felicidad. Un abrazo.

  • Para mí la felicidad es la convicción de saber que estoy haciendo lo que toca en ese momento y poner todas las energías en ello. Gracias José y Violeta por vuestra reflexión.

  • Una reflexión muy interesante. Muchas gracias.

  • Gracias… Muy inspirador.
    Centrarnos en lo realmente nos importa es tarea de toda una vida.
    Que eso que nos importa sea realmente importante nos lo va diciendo la propia experiencia de vida… Y si, por lógica, la plenitud puede ser la consecuencia de una experiencia vital en el compromiso y la lealtad a sí mismo.

  • Para mi la felicidad es actitud. Ser consecuente con las decisiones tomadas y, a pesar de que puedan ser erróneas, buscar el lado positivo por todo lo que nos enseñan.

  • Un abrazo Jose y Violeta. Siempre inspirando. La felicidad está en no desear. La contemplación del Ser es la felicidad mayor a la que se puede aspirar y está en nosotros.

  • Yo creo que la felicidad debe experimentarse cada día, cada momento y en cada situación. Por eso tenemos que disfrutar a tope con todo. Muchas gracias ?‍♀️?‍♀️??

  • La Felicidad, con mayúscula, aunque es muy difícil de alcanzar, la voy descubriendo en las pequeñas cosas de la vida como son el compartir con mis amigos un paseo, una pequeña charla y la fortuna de tenerlos.

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