La verdad es que a poco que observemos constatamos que el tiempo, aplicado a la vida común, a pesar de que transcurre siempre a la misma velocidad y para todos igual, no es percibido siempre y por todos de igual manera. Por ejemplo, mientras que para un niño las vacaciones de verano son una eternidad, para su profesor transcurren en un pispás. O mientras que un mes rutinario se nos pasa rápidamente, estando en un medio muy distinto al habitual, por ejemplo de vacaciones en India, se percibe como tres meses.
¿Por qué la percepción del tiempo es tan relativa?
Porque el cerebro ralentiza el paso del tiempo cuando vivimos en modo consciente -como por ejemplo ocurre cuando experimentamos vivencias novedosas-, y lo acelera cuando lo hacemos de manera automática. Un automatismo al que de forma natural tiende el cerebro ante lo conocido, con el fin de ahorrarse trabajo y gasto de energía.
Pero debemos saber que vivir en modo automático no solo implica “matar” el limitado tiempo de nuestra vida, sino que sobre todo nos impide percibir, y en consecuencia disfrutar, de gran parte de los elementos que rodean nuestra existencia. Elementos que al percibirse como rutinarios y anodinos no nos emocionan, por lo que el cerebro los ignora; y así se acelera la percepción del paso del tiempo. Tiempo que se nos escapa como lo hace el agua de una cesta.
Por el contrario, vivir en modo consciente es vivir el presente. El instante. Lo que en cada momento estamos percibiendo, sintiendo, pensando o haciendo. Es vivir la vida con los cinco sentidos, la inteligencia y el corazón. Es vivir con la emoción, entusiasmo y atención plena de un niño. Y esto es justamente lo que nos enseña la filosofía del yoga.
Durante una sesión de yoga la percepción espacio-temporal ordinaria cambia de tal manera que no sirve para encuadrar lo que internamente experimentamos. Es como abrir un paréntesis durante el cual el tiempo ralentiza su velocidad y el espacio pierde sus límites. Es como entrar en una dimensión atemporal y de espacio infinito.
El yoga tiene como objetivo despertar nuestra conciencia para, entre otras cosas, vivir el presente para, al igual que les ocurre a los niños, poder disfrutar de todo y a cada instante. Actitud ésta que es sine qua non para ralentizar el tiempo y, sobre todo, poder vivir en estado de felicidad plena y permanente.
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Holaaa Violeta: espero hayais pasado un buen verano.
Mismos dias, mismo horario y espero con mis compis…
🤗🤗🤗🤗
Hola a todos!!!
Yo, que ya empiezo a ser un poco mayor, cuando estoy con mi nieta de 4 años, siento que me hace volver a ser niña: a la inocencia, a vivir las cosas cotidianas como extraordinarias, nuevas, con vida propia… y hace que viva ese instante… el tiempo se detiene con ella, no corre, porque estoy aquí y ahora… y recupero ese paraíso olvidado que no perdido!!
¡Tengo que confesar que de esa niña aprendo mucho!
Gracias Jose y Violeta por todas vuestras valiosas reflexiones!!
Con cariño para todos!!
María José
Delia Renes, seguirá como otros años martes y jueves de 11,30 a 12,45 y forma de pago trimestral
Saludos